lunes, 9 de febrero de 2009

Como vos...


Te voy a contar una historia que no te gusta tanto y te encanta escuchar…
La ambigüedad de lo nuestro se debe al desprecio por eso que traes y eso que tengo, por lo tuyo y lo mío y lo que en realidad tiene un final… a veces hay que aprender a luchar.

Hice una extensa lista de compras, agarre el carrito de supermercados y me encamine en las góndolas…
Saque el papel hecho bollito y leí:

-Quiero que me quieras más que a nadie en el mundo.
-Quiero que me hables todos los días.
-Quiero que me abraces tan fuerte como puedas.
-Quiero que estés conmigo siempre, en todo momento.
-Quiero que seas de mi propiedad.
-Quiero ser tu prioridad.
-Quiero que me atiendas cada llamado.
-Quiero que no tardes.
.
-No quiero que peleemos.
-No quiero que me pidas.
-No quiero que me llames.
-No quiero que me escribas.
-No quiero que te enojes.
-No quiero que me extrañes.
-No quiero que te pongas triste si me enojo.
-Pero si me enojo, por favor no me ignores… buscame.
-No quiero mensajes.
-No quiero que insistas.
-No quiero que me quieras tanto.
-No quiero que quieras que te quiera y lo demuestre.
-Pero quiero que me muestres que me queres demasiado.
-Quiero que me dejes ser de los demás.
-Quiero que me protejas.
-Quiero que me dejes ir a donde voy a lastimarme…
.

Lo que pediste era un poco complicado de encontrar… querías todo y nada al mismo tiempo… entonces, hice un bollito la lista y la tire a la basura, estacione el carrito entre los demás vacíos y me fui.

Camine unas cuantas cuadras sin darme vuelta, y te escuche llorar… me frene y mi corazón se estremeció de repente… guarde silencio y con esfuerzo seguí caminando con paso apretado… tenia que alejarme lo antes posible. Una lagrima corrió por mi mejilla.

Con el paso de los días olvide como llorar, olvide como eran tus ojos y como se sentía que estuvieras cerca de mi… todo comenzó a volverse insípido y deje de creer… a continuación deje de sentir… y al final del día, todo me dio igual… de ahora en mas… nada era demasiado importante.
Solicite a mis allegados que dejen de nombrarte… habías desaparecido de mi diccionario personal, de mi celular… de mi cerebro con ayuda de algunos libros… y aprendí a vivir de nuevo.
Sonó el teléfono una tarde y mi sonrisa se volvió un poco menos sutil… me arrepentí de algunas cosas, aunque nada podría modificarse ahora… la grandeza de su incoherencia me dio ganas después de días de caminar por ahí… hablando de cosas banales… riéndome de todo… sin nombrar los innombrables.
Caminamos por la ciudad sin pausa, sin decir pero diciéndolo todo… volvimos a ser muy especiales… tuve un poco de fuerza. Pero el resto de las cosas, seguía sin importarme, y la depresión se expandía como veneno en mi sangre…
No iba a llorar, no iba a confesar cuan mal me sentía… no iba a decirlo nunca… jamás admitiría que venia juntando tantas cosas que una colección de heridas se aproximaba al estallido… como si todo fuera un volcán a punto de destruirlo todo.

No quería escuchar tu nombre… nunca más.
No quería escuchar su nombre… jamás.
No quería sentir dolor… No

Entonces entendí que no me importaba nada, podías quedarte con lo que quisieras, podías tomar todo de mi y destrozarlo y no me interesaba en lo más mínimo. Podías caer y sangrar días enteros y podía ignorarte… podías ser feliz junto a su morbo y estaba bien.
Me aferre a su sonrisa sarcástica, a sus ojos perdidos y a sus sentimientos etéreos… me aferre a mi pasado…
Y vos te aferraste a un futuro inexacto… imperfecto, predecible y censurable… por la cantidad de sangre que derramarías… y no me importó. Era tu decisión y era la mía.
Cada cual se aferró a quien le pareció más amable.

Había aprendido a vivir sin vos…

Y estaba bien.



-¿Sos feliz?
-No…
-Yo tampoco…
Y las risas rompieron el hielo… estábamos tristes… y yo decepcionada.

Espere lo más mínimo… y me habías dicho que no lo espere…
Ahora no espero nada. Es lo mismo.

Me pediste que no te deje, y no te había dejado… me pediste que te quisiera y nunca había dejado de quererte.
Es sólo que si me hablas, esta bien. Si no me hablas, esta bien. Si lloras, es tu problema. Si reís, es tu alegría. Si chocas vos elegiste. Si lo logras, esta perfecto. Si me extrañas, eso es bueno. Si me queres, también debe serlo. Si queres a quien te hiere, esta bien. Si queres a quien te ama, mucho mejor. Si te vas, es tu camino. Si te quedas… es lo mismo.

Es la única manera de condensar en una sola persona lo que pediste alguna vez de mi.

Es la única manera de no lastimarme.
De aceptar que es tu manera de vivir, de ser y sentir. Y no vas a cambiar nunca… y siempre va a ser igual.

Entonces vas a conformarte con lo que te queda… con las migajas de un planeta que giraba en torno a vos, su sol.
Nunca lucharías por mas… nunca cambiarías para ser mejor.

Siempre quedaría yo, con las manos vacías… en el misterio perdida… sin derecho a reír.

Porque el resultado va a ser siempre el mismo, porque 1+1 siempre es 2… como sea que lo mires. Y nunca vas a dejar de obtener tu mismo resultado…

Entonces yo… no importa si estoy o no… si me queres o no. Es lo mismo… porque uno mas uno es dos.












…y nunca vas a ser diferente. Eso me quedo claro. Te acepto así…
Te prometí cambiar y ser como vos…
Ser como lo que para vos es normal.








solo voy a volver a ser yo cuando alguien logre obtenerlo...








.Merci pour le venin.

No hay comentarios: