La ciudad suena de diferentes formas, huele de distintos aromas, te sofoca de tantas maneras, de hace mal, te hace bien... el calor te roba cada gota de aire... el oxigeno se extingue...
Subtes, colectivos, el sol sobre mi cabeza, el viento filtrándose por la ventana... me despeino, parece fresco.
La música envuelve mis oídos, camino, camino y no dejo de caminar... me miro al espejo y ahí estoy... no puedo decir mas nada.
El aire acondicionado es mi salvación, y las puertas de vidrio me muestran el dolor ajeno... extraño cada centímetro de su ser, y a la vez olvido todo y dejo de caer... dejo de caer?...
Más bien caigo.
Palabras vanas, lanzas, shantos... silencios ariscos que no dejan que las miradas se mantengan fijas... billetes, vacaciones, cuentos, ilusiones, mentiras, verdades, risas, colores, fotos, momentos, recuerdos... cuerpos... labios, ojos, pantalones rotos...
El ojo del huracán y el desastre que se aproxima...
Comparto su día, comparto su piel dolorida, temo por su existencia, no kiero que suceda nada...
Solo kiero leer lo que significa Kosher...
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